Osteoporosis enfermedades – Nutrientes esenciales para prevenir la osteoporosis

La osteoporosis se caracteriza por tratarse de una reducción progresiva de la densidad ósea, de modo que aumenta el riesgo de fractura del hueso.  Los principales signos y síntomas son el dolor, debilitamiento y  fracturas de huesos importantes como la cadera, rótula, muñeca y tobillo. 

Si bien no existe una cifra definida para la prevalencia de osteoporosis a nivel mundial, se calcula que al año alrededor de 436 millones de personas se ven perjudicadas por fracturas osteomusculares. Estas se presentan mayormente en mujeres mayores de 75 años y varones mayores de 50 años de edad.

Dicho trastorno se produce principalmente por la edad avanzada, la menopausia y hábitos inadecuados (alimentación y estilos de vida). También existen otros factores como anomalías genéticas (en el gen codificador del receptor de la vitamina D y otros receptores), presencia de otras enfermedades (que requieren reposo absoluto) o consumo de ciertos medicamentos como los glucocorticoides.

La nutrición tiene un papel esencial en la prevención y tratamiento de dicha enfermedad, ya que ciertos nutrientes son esenciales para conformar los tejidos del hueso, los cuales son:

• Proteínas: Forman parte del metabolismo y estructura del hueso. No obstante, se debe tomar en cuenta que su ingesta no debe ser mínima ni excesiva (entre 1 – 2g/kg/día). Estas las encontramos en todos los alimentos de origen animal como el huevo, carnes de pollo, res y pavo, pescado, leche y derivados.

• Calcio: Conforma gran parte de la estructura mineral ósea, junto al fósforo. Cabe destacar que su absorción es baja, por lo que es esencial complementar su consumo con alimentos ricos en vitamina D y que tengan una apropiada proporción de fósforo. Lo encontramos principalmente en la leche, queso, yogurt y otros alimentos de origen animal como el pescado y la clara de huevo. En menor proporción en los vegetales de hoja verde (como las espinacas, acelga, etc.) y las leguminosas como la soya.

• Fósforo: Sus principales fuentes alimentarias son también los alimentos de origen animal.
• Vitamina D: Es necesaria para mejorar la absorción del calcio en el intestino. Por ello, se recomienda la exposición a la luz solar durante 15 minutos al día, además del consumo de ciertas fuentes dietarias como la leche, yema de huevo y pescados azules (ej. sardinas). Su suplementación sólo resulta necesaria en personas hospitalizadas y que no puedan exponerse al sol.
• Magnesio: Se obtiene a partir de los frutos secos (ej. almendras y nueces) y semillas (como la chía y semillas de girasol), cereales integrales y chocolate.
• Flúor: Ayuda a estimular la producción de tejido óseo en dosis bajas. Lo encontramos en el agua fluorada, té y pescado.
• Vitamina K: Participa en el metabolismo de la osteocalcina, una proteína del hueso. Se obtiene a partir de verduras verdes (brócoli, col, espinaca, etc.), aceites vegetales y cereales.
• Isoflavonas: Son compuestos bioactivos que actúan de manera similar a los estrógenos en la menopausia, favoreciendo la mineralización del hueso. Se encuentran en cerezas, naranjas, uvas, té y soya.